No deja de tener gracia el papel de mecenas del arte que se atribuyen a sí mismos los corruptos. Los del caso Gürtel financiaban las guías de turismo, en el caso Malaya había hasta cuadros de Miró frente a inodoros de lujo, en el caso Cintruénigo, acuarelas que aún decoran las escaleras del ayuntamiento, y el nuestro, el caso Egüés, fuegos artificiales y teatro. Los Emilio Izquierdo, Luis Galo Barahona, Ignacio Galipienzo o José Luis Bartolomé (todos relacionados de una u otra manera con Grupo Aricam) se revelaron a lo largo de la instrucción y en el presente juicio, como unos enamorados de la cultura popular.
En Borox, provincia de Toledo, pusieron encima de la mesa nada más y nada menos que 30.000 euros para que los vecinos de la pequeña localidad pudieran disfrutar de la belleza sin par del arte pirotécnico. Pagaron los fuegos artificiales de las fiestas como pequeño tributo de la solidaridad navarra con el festejar castellano manchego. Y lo que nos preguntamos es porqué no entregaron esos cinco millones de las antiguas pesetas (los euros siempre se entienden mejor en pesetas) por ejemplo a la residencia geriátrica de la localidad, a financiar el viaje de estudios de los jóvenes del instituto o, por añadir algo aún más estrambótico aún, para cooperación con el tercer mundo. No, eso no da caché, es obvio. Sin embargo, ser incluidos en el programa de las fiestas como los mecenas que trajeron la pirotecnia a Borox, eso es otro cantar... La recompensa popular es mayor y así el día que alguien proteste contra la imposición de una urbanización de lujo con campo de golf anejo, ellos siempre podrán decir: "Oiga usted, que yo les pague los fuegos artificiales!!!"
Otro tanto podría decirse de Seseña, aunque en esta ocasión el papel de mecenas exigía mayor desembolso y un concepto con más glamour. No en vano Seseña es primera división en cuanto a corrupción se refiere, y un simple campo de golf no puede competir con la macrociudad construida por el Pocero con 13.500 viviendas. Por tanto, aquí el desembolso debía ser mayor que en Borox, porque además el regidor de Seseña, José Luis Martín Jiménez, no era un cualquiera. Así que ni cortos ni perezosos los Galo, Izquierdo, Galipienzo y compañía pusieron encima de la mesa un cheque por 120.000 euros (20 millones de las antiguas pesetas) para que el edil que en 10 años pasó de taxista a potentado, dispusiera de ellos como quisiera. En teoría esa cantidad estaba destinada a sufragar "actividades culturales", pero nadie ha podido demostrar que los buenos miles de euros de mecenazgo navarro no acabaran en los bolsillos de algún intermediario. Ya se sabe, esas cosas pasan en el mundo de la Cultura...
Lo dicho, tiene gracia. En tierras toledanas, los corruptos navarros van de mecenas de la cultura, mientras en tierras navarras nos privan de colegios para construir, en vez, apartahoteles de lujo o zonas residenciales exclusivas. Chistosos estos txorizos.
En Borox, provincia de Toledo, pusieron encima de la mesa nada más y nada menos que 30.000 euros para que los vecinos de la pequeña localidad pudieran disfrutar de la belleza sin par del arte pirotécnico. Pagaron los fuegos artificiales de las fiestas como pequeño tributo de la solidaridad navarra con el festejar castellano manchego. Y lo que nos preguntamos es porqué no entregaron esos cinco millones de las antiguas pesetas (los euros siempre se entienden mejor en pesetas) por ejemplo a la residencia geriátrica de la localidad, a financiar el viaje de estudios de los jóvenes del instituto o, por añadir algo aún más estrambótico aún, para cooperación con el tercer mundo. No, eso no da caché, es obvio. Sin embargo, ser incluidos en el programa de las fiestas como los mecenas que trajeron la pirotecnia a Borox, eso es otro cantar... La recompensa popular es mayor y así el día que alguien proteste contra la imposición de una urbanización de lujo con campo de golf anejo, ellos siempre podrán decir: "Oiga usted, que yo les pague los fuegos artificiales!!!"
Otro tanto podría decirse de Seseña, aunque en esta ocasión el papel de mecenas exigía mayor desembolso y un concepto con más glamour. No en vano Seseña es primera división en cuanto a corrupción se refiere, y un simple campo de golf no puede competir con la macrociudad construida por el Pocero con 13.500 viviendas. Por tanto, aquí el desembolso debía ser mayor que en Borox, porque además el regidor de Seseña, José Luis Martín Jiménez, no era un cualquiera. Así que ni cortos ni perezosos los Galo, Izquierdo, Galipienzo y compañía pusieron encima de la mesa un cheque por 120.000 euros (20 millones de las antiguas pesetas) para que el edil que en 10 años pasó de taxista a potentado, dispusiera de ellos como quisiera. En teoría esa cantidad estaba destinada a sufragar "actividades culturales", pero nadie ha podido demostrar que los buenos miles de euros de mecenazgo navarro no acabaran en los bolsillos de algún intermediario. Ya se sabe, esas cosas pasan en el mundo de la Cultura...
Lo dicho, tiene gracia. En tierras toledanas, los corruptos navarros van de mecenas de la cultura, mientras en tierras navarras nos privan de colegios para construir, en vez, apartahoteles de lujo o zonas residenciales exclusivas. Chistosos estos txorizos.
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